viernes, 7 de junio de 2013

Alevosía Mundana



Capitulo 10

Llevaba unos refrescos, era primavera, y no había mejor lugar que pasar el día en la casa de verano de Diana. Sus padres tenían tres por todo el país. Andrea, su madre, era abogada y Joseph, el padrastro, era juez. Era una familia adinerada. Aunque el padre de Diana hubiera dejado una deuda de la cual con sus más sinceros esfuerzos Joseph luchaba para terminar de cancelarla. Los días en esa “casa”, para mí una gran mansión, eran tranquilos, su terreno estaba llena de arboles de todo tipo y plantas de la cuales no conocía sus nombres, no solo poseía un gran espacio para tres piletas de natación, sino también tenía caballos lo cuales se los usaba para la caza de animales por hobbies, o tan solo los usaban para competir en carreras.
Extendí los refrescos de limón a Ryan y otro a Owen. Diana se paseaba en biquini y a Owen, eso lo volvía loco. Su relación era peor de la que tenía yo con Ryan, ellos salían con quienes querían y cuando lo deseaban estaban juntos. Pero por mi parte, nosotros estábamos en algo, pero solo no lo decíamos.
-toma- le dije a diana cuando pasó a mi lado.
-gracias- me guiño el ojo sonriendo.
Los chicos estaban debajo del árbol descansando. Me acerque a ellos sentándome al lado de Ryan, tomando mi refresco.
Como siempre llevaba a todas partes mi violín. Lo mire determinando que me apetecía tocar.
-¿hace cuanto tocas?- la voz de Owen me sorprendió y levante la mirada rápidamente.
- tres años.
-¿tocarías para nosotros?- de repente me hablo Ryan pero antes de contestarle me callo la  el comentario de Diana. Haciendo que me tragara las palabras, quedando en mi garganta.  .
-a ella no le gusta que la escuchen conocidos. Lo he intentado por dos años. Y  ya me rendí.
No conteste, solo agarre mi violín incorporándome y guiándome por la sombras hasta llegar a la casa. Ryan me tomo del brazo, tenía cara de preocupación. Sus ojos negro oscuro me destruían y la barrera creada para todos se derrumbaba, dejándome débil.
-quiero escucharte…algún día-sonó algo desesperado.
Boca abierta. Lo mire. Y una sonrisa me broto y se convirtió en carcajadas seguidas de lágrimas.
-nunca te vi tan decidido- bromee.
-lo digo enserio.
 El aire comenzó a faltarme, solo podía percibir su aroma, el olor a su piel, su esencia. En el pecho sentía una presión, que agudizaba a cada segundo.
“¿Por qué sus palabras suenan serias?” me daba miedo, “¿podía confiar en él?”, “¿no me lastimaría?”.
-otro día será- me voltee y le di la espalda. Estaba a punto de romper a llorar y no lo hacía hace años. Trate de que mis palabras sonaran comunes. Pero supe que él había notado mi mentira.
Ryan solo sonrió y me abrazo sin decir más.
Era de noche, ya todos dormían. Me salí de la cama. Tenía ganas de desahogarme con el violín en la mano atravesé el corredor hasta llegar al comedor, pasando por la puerta de entrada. Abriéndola y saliendo al patio.
El aire libre me tranquilizaba y mi única luz era la de la luna, y estrellas. Estaba el cielo despejado y una leve brisa rozaba los arboles.
Camine hasta un roble, el cual tenía una hamaca. Seguido por el camino de ladrillos.
Cerré los ojos concentrándome. Y deslice el arco por las cuerdas del violín, haciendo que suene la melodía. Había practicado mucho para sacar “Secret in the Garden”. En la mitad un ruido me hizo retroceder.
-¿Quién anda ahí?
- Yo, soy yo – Ryan salió de la oscuridad sonriendo- tocas bien, ¿puedo?- señalo la hamaca para sentarse. Lo mire sorprendida y con el corazón a mil. Respirando seguidamente para calmarme. Posicionándome levantando la mano derecha con el arco, deslizándolo nuevamente sobre las cuerdas. Tocando desde el principio la pieza. Tan solo un segundo llegue a elevar mi vista y observar aquellos ojos que me hundían más en él.
La sonrisa de Ryan se extendió y se volvió dulce. Me miraba fijo, pero era agradable, que lo hiciera. La luz de la luna, era perfecto como escenario en conjunto con la estrellas.
Cuando baje mi violín al terminar. Él aplaudió y yo me acerque, besándolo. Algo incomoda me aleje de él abruptamente, intentando despejar mi mente, guardando mi violín. No podía verlo, estaba avergonzada y no me atrevía a verlo a la cara.
-buenas noches- camine presionando el estuche contra mi pecho para dirigirme a la puerta.
Ryan  desesperado me tomo del hombro impidiendo que me vaya.
-espera- me dijo haciendo que me girara- mírame…por favor- cuando pude voltear y verlo me sostuvo de mi barbilla besándome más profundamente.
-te quiero- pronuncio apoyando su frente con la mía- te quiero- repitió. Mi corazón latía, no sabía si había escuchado bien, pero al repetirlo mis lágrimas brotaron de mis ojos. Nunca me había sentido de esa manera.

Me dedique a sonreír y, a dejar que me besara y besarlo.

Cuando nos despertamos Diana nos observaba burlona con Owen a su lado.
- ¿lo pasaron bien?- me señalo.
Estaba rodeada con los brazos de Ryan , con mi ropa de dormir que constaba con unos shorts y una remera larga. Él con una musculosa y pantalones oscuros.
El violín a mi lado. Debajo de un árbol, intente salirme de su abrazo, sin despertarlo. Pero no lo logre, ni bien me moví él me abrazo más fuerte. Unos segundo después abrió sus ojos, soltándome y revolviéndose el pelo, bostezando.
Mi espalda me dolía y una tensión se genero al levantarme.
-vamos a desayunar queridos- dijo tocándose la muñeca con un dedo, haciendo mostraba lo tarde que era, con un reloj imaginario.

Alevosía Mundana



Capitulo 9

Nos dirigíamos los cuatro al centro a ver una película. Con Ryan habíamos quedado en hacer una cita doble, no por nosotros, sino por el pedido que él me había hecho. Al parecer Owen gustaba de Diana. Pero como decirlo yo sabía algo de mi amiga que tuve que decirle obligada a Ryan luego de tantos intentos y escusas falle y lo largue como una completa idiota.
La verdad era que Diana era bisexual, y le gustaba ambos sexos. Pero no podía decirle Ryan a su amigo ya que no sabríamos su reacción.

-Ryan- lo salude con la mano acercándome a él. Besándole los labios. Ya se me hacia costumbre. Aun así, todavía estábamos con el debate “si somos, no somos”.
-esperaron hace mucho- pregunto Owen con una sonrisa a Diana- hola, ¿Cómo estás?- se dirigió a ella, quien de costumbre lo miraba de arriba abajo.
- bien- opto por decir guardándose los saludos
-¿de mal humor?- pregunto Ryan mientras me acariciaba la mejilla y luego los labios, sin darse cuenta de lo que sucedía en verdad.
-si- le susurre. Me tomo de la cintura y me dirigió con él a la boletería.
Ese día se estrenaba una película de terror y habíamos comprado dos butacas juntas y las dos restantes, alejadas. Cuando repartimos los boletos y se los dimos al chico del cine, devolviéndonos una parte.
Diana y Owen fueron a sus asuntos y yo no dude en decirle que nos habíamos confundido y comprado asientos separados, pero detecto mi objetivo oculto.
Nerviosa apreté la mano de Ryan para que me ayudara.
-mejor vamos a nuestros puestos, la película ya empieza.
En nuestros puestos, lográbamos ver las expresiones de los dos. Solo estamos a unas tres filas detrás de ellos. Diana se notaba entre fría y apática. Era obvio para mí, que a ella no le agradaba Owen. Lo podía notar a cuadras de distancia, la conocía y no iba a resultar nada entre ellos. En cambio él permanecía nervioso. Unas cuantas veces, se había dado vuelta para divisar donde estábamos.
Pero ellos no lo sabían, gracias a la oscuridad y, a que nosotros nos deslizamos en cuanto volteaba.
Me gire, de lado para acomodarme, no quería apoyar mi brazo en el posa brazo que nos dividía. En si hacia todo lo posible para concentrarme en la película o en algunas ocasiones en Diana y Owen. Atrás nuestro dos pareja se la daban de acaramelados o mejor dicho “demasiado” así que hice todo lo posible para ignorarlos, pero escuchaba cada palabra amorosa y me daba un nudo en el estomago.
La película había empezado y los gritos de la protagonista me despertaron de mi mundo, arrastrándome a la realidad. Me sentía observada. Mire a mi costado derecho pero a dos asientos había una chica con una amiga atendiendo a la película mientras que la otra se tapaba con una mano para no ver, gritando de igual forma que la niña que corría en la película.
-Clow- escuche que me llamaba Ryan. Tenía miedo darme vuelta y  verlo a los ojos. Así que opte por acercar mi oreja y no apartar la vista de la pantalla.
-Clow- repitió en mi oído. Su respiración hizo que mi corazón diera un vuelco.
Sentí como mis mejillas se enrojecían y la temperatura subía a mi rostro. Él me seguía viendo, su mirada seguía fija en mí, lo percibía.
Cuando decidí verlo, él no tardo en besarme. Mi reparación se acelero, era imposible escapar de él. No pude detenerme, él me absorbía, con tan solo una acción suya cambiaba mi mundo. “¿que éramos exactamente?”, no lo comprendía. Necesitaba saberlo.
En la sala del cine esperábamos q que salgan nuestros amigos al finalizar la película, pero todos ya se habían ido y, Diana y Owen no aparecían.
-¿Dónde estarán?
-no lo sé- me contesto Ryan sin mucha preocupación.
Tome de mi cartera el móvil, revolviendo todo hasta que lo encontré. Mercando el número de ella. Pero daba en espera.
- me da ocupado, mierda- dije.
- quizás ya se fue con Owen- bromeo él apoyándose en la pared, viéndome con su sonrisa más seductora.
-no lo creo, no se lleva con él- denegué. Era imposible.
El teléfono sonó, era un mensaje de Diana, sin pensarlo lo leí en voz alta.
-“ESTOY CON OWEN! NOS ABURRIMOS Y NOS FUIMOS. DIVIERTANSE”.
Él solo rió y deslizo un brazo por mi cuello. Besándome la mejilla.
-nos vamos entonces.
-si- dije saliendo del cine.

Alevosía Mundana



Capitulo 8
Durante más de veinte minutos oía un sonido que no podía identificar, tenía sueño y decidí ignorarlo, pero aun así la melodía insistía. Tratando de olvidar ese molesto ruido me gire en la cama. Tomando fuerzas me estire  hasta la mesita de luz del lado de mi cama pero en el instante en el que lo tome colgó “que me jodan” pensé, volviéndolo a  colocar en su lugar. Tapándome hasta la cabeza, pero al cabo de dos minutos este volvió a sonar. Con infinitas ganas de romper el móvil me tape con la almohada ahogando ese horrible sonido y los gritos que quería pegar.
Harta de la situación atendí, eran cerca de la 6:00 am.
-¿sí?- dije mientras bostezaba y me fregaba los ojos, todavía dormida. Al otro lado de la línea la voz de Diana que sonaba alegre y excitada. Intente decirle que pasaba por esa repentina alegría, pero no tuve tiempo ya que ella me lleno con todos esas preguntas.
-¿Qué?- dije al entrar en razón al escuchar su última pregunta.
-he dicho, ¿qué paso con Ryan?, ¿fue bueno?, ¿se besaron?, dime que sí. Aunque él no me agrada mucho que digamos. Pero cuéntame algo que ando de los nervios.
-ya tranquila, despacio- le intente calmar y un silencio se escucho- la pase bien, estuvo bien… y si.- desde el lado de la línea se escucho un  grito que hizo que apartara el móvil.
-¡Lo hizo!, sabía que eso iba a pasar. ¿Pero fueron a comer? Comieron, ¿no? Mira que se me fue la mesada de este mes.
En ese momento no sabía si decirle que no fuimos al restaurante o esconderlo, de alguna manera se enojaría. Pero opte por decirle tratando de que sea con cuidado.
-eh..ah hablando de eso hubo un desvío.
-¿desvío?
- si, nosotros nos desviamos y me llevo a su lugar favorito.
-¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué paso? no me digan que ustedes en la primera cita…
-no- conteste antes que lo malinterpretara. Pero como hablaba con Diana era posible que lo mal pensara todo- no paso nada, solo nos besamos.
-¿y ahora salen?- dudo
Me tarde en contestar, no era como si estuviéramos en un acuerdo de salir juntos. Solo no habíamos besado y ni sabía si me gustaba o solo era atracción.
-no quedamos en nada.
-¿Qué? Me jodes… de eso nada.
Suspire.
-Estoy muerta de cansancio.
-no puedo creer que me dejes con la intriga.
-te veo en el colegio. Chau-dije al escuchar los chillidos de mi amiga. Cerré el móvil y me metí en la cama nuevamente. No falto poco para que me durmiera. Afuera por la ventana se escuchaba la lluvia golpeando en el suelo. Estaba cansada. Y quería pasar el día en la cama. Sin salir, pero no me apetecía  el desaprobar por faltar.
El despertador iba a sonar en dos horas para ir al colegio y me imaginaba a Diana queriendo saber cada detalle.
Baje corriendo las escaleras, con mi bolso a cuestas. Sacando las llaves para cerrar la puerta. Cuando Salí. Mi impresión fue absoluta, parada observando me quede mirando a Ryan que me esperaba con la moto aparcada en el asfalto. Mis ojos lo miraban fijamente. Una risa curiosa me contagio al ver como caminaba hacia mí. Estaba nerviosa y él solo me sonreía.
Cuando estuvo tan solo a un paso de mi, extendió su brazo acariciándome el pelo y apartándolo. Me coloco el casco hasta la mitad, tapando mi visión. Besándome en la mejilla y luego en la boca como saludo.
-vine a buscarte.
No pude decir nada. Él me tomo de la mano llevándome a donde estaba la moto y encendiendo el motor. Me abrase a su cintura, notando sus abdominales en el estomago. Pocos minutos después llegamos a la escuela. Diana me esperaba como siempre en la entrada. Pero al verme con Ryan su actitud cambio. Se dirigió a nosotros y yo baje de la moto, entregándole el casco.
-buenas, chica- dijo Diana- dando una vuelta antes de entrar a la prisión- se rió con todas sus ganas. Haciendo señas con la mano como saludo.
Ryan tomo el casco, apagando el motor y se bajo de la moto. Tenía el pelo revuelto, paro le quedaba bien.
Cuando tenía a Diana cerca le dije al oído.
-ni una palabra.
-pero- ella me miró y luego a él- no era que no salían.
-DIANA.
-vale mejor me callo- camino conmigo a la puerta del colegio. Y Ryan se dirigió con sus amigos- pero parece que es serio.
-ya Diana, basta. Él no dijo nada así que no es nada.
-pero te gusta- insistió- no respondí. No quería responder, porque si lo hacía podría arrepentirme luego. Pero ¿Qué sentía por Ryan? Eso no lo sabía y me daba miedo averiguar.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Alevisía Mundana



Capitulo 7
Eran las 19:00hs de la tarde y el sol se iba poniendo, el atardecer no esperaba y daba comienzo a la oscuridad. La tenue luz del sol era cálida y podía sentir la brisa entre los arboles haciendo que se balanceen de un lado a otro.
Faltaba una hora para que Ryan me pasara a buscar pera tener una “Cita”, estaba preocupada, nerviosa, y lo peor de todo que no podía huir a ninguna parte. Me había pasado media hora delante del espejo. No era una cita verdadera, o así quería que lo fuera. Tome de mi armario una blusa de color rojo con diseño de calaveras y otra de color negro con pequeñas arañas grabadas. Mirando las dos, me decidí por la de calaveras, me puse unos tejanos negros y zapatos con plataforma. Mi cabello castaño oscuro era largo hasta la cintura, me había pasado años cuidándolo para logra mi objetivo. Me corregí un mechón  colocándolo detrás de mi hombro, alisando mi flequillo cuando escuche el ruido de una bocina. Me apresure para salir al umbral, Ryan estaba aparcando en la calle montando la moto, se saco el casco y me saludo con una sonrisa, su pelo corto estaba revuelto y vestía como siempre tejanos negros y una musculosa de igual color.
-hey. ¿Lista?- pregunto cediendo su casco- toma. Lo necesitaras- extendió mas su sonrisa torcida.
Últimamente recibía muchas de sus sonrisas.
Indecisa tome el casco
-¿y tu?
-no es necesario. Vamos sube.
Pasando la carretera Ryan aceleró y con el repentino movimiento y la velocidad note como me había sostenido a su musculosa, arrugándola un poco. Mis músculos se tensaban, decidiendo rodear su cintura. Mis brazos temblaban. No era que me agradara la velocidad. Pero era imposible el no sentir vértigo de aquel movimiento. Oculte mi rostro en su espalda y percibí una risa burlona. Ryan bajo la velocidad haciendo que lo mirara, cuando nuestras miradas se conectaron, él volvió la vista a la ruta.
-no te gusta la velocidad, ¿no?- sonó malvado.
-claro que e gusta- mentí.
Él acelero el doble que la vez anterior mientras que sonreía, acercándose a toda velocidad a un auto, rozando el capot. Esquivándolo a unos diez centímetros de golpearlo. Siguiendo en zigzag los autos.
 Mi corazón latía a mil por hora con cada uno que pasábamos al igual que mis gritos mezclados con insultos a Ryan.
Cuando llegamos al centro la ciudad y bajamos de la moto, no dude en entregarle el casco. Caminando en dirección contraria a lo planeado.
-eres un completo imbécil- le dije enojada- me voy.
-hey espera- me tomo del brazo. Intente sacudirme pero era inútil, él era más fuerte que yo.
-disculpa- dijo tirando de mí, abrazándome.
-ya salte, no quiero esto- proteste.
Aunque no podía salir de su abrazo, pude sentir la calidez de su cuerpo y la fragancia de su perfume.
Una bocina me despertó del ensueño, separándome de él y dándole la espalda. Cuando intente dar un paso escuche su voz.
-no te vayas.
Me quede paralizada, sin girarme, sin seguir caminando. Solo parada allí. Llegue a creer que todo se había detenido y que el tiempo no corría. Como mis manos temblaban decidí ocultarlas en mis bolsillos- vale.
En el momento en el que lo dije, él no tardo en ofrecerme el casco- sube.
-¿eh? Pero ¿no tendríamos que ir al restaurant que nos reservaron?
-no
-¿Por qué?- comencé a sonar vacilante.
Él solo me respondió sonriendo. No pude hacer nada. .
Nos subimos y volvimos a andar
A una cuantas cuadras redujo la velocidad, para subir a la entra. De lo que a simple vista era solo un depósito abandonado.
-¿Qué hacemos acá?, Ryan
-s-o-r-p-r-e-s-a- dijo pronunciando cada letra y sonriendo- solo es un lugar secreto.
No me quería mover, allí las paredes estaban todas desteñidas o grabadas con graffitis. Era peor que el billar al que habíamos oído.
-vaya lugar-bromee pero mi voz tembló.
Él camino a la entrada y pateo la puerta. La cual rechino. Entro tirando a un lado una caja que obstruía el paso.
Por mi parte permanecí en la entrada, dudando el entrar o no.
Todo a su alrededor era cajas y libros tirados. Ryan se desplomo en el sofá que había en el final y me miro.
-entra- me dijo en forma fría.
Cuando tome coraje y di el primer paso, no pude tragar saliva.
Algo de él me atraía y no podía rechazarlo, no era que me gustara, solo era…”algo que me gustaría saber” pensé.
A pocos metros de él, Ryan me miro fijamente. Sus ojos oscuros me inundaron. Sentí mis mejillas coloradas por lo cual decidí mirar hacia la pared. Mi corazón latía muy rápido, los últimos pasos ya todo mi cuerpo temblaba.
-tienes  miedo- se incorporo sin dejar de verme.
-no- mi risa nerviosa me delato y él se levanto caminando tranquilamente hasta donde me encontraba.
Estaba serio. Solo me miraba. Cuando estuvo en frente de mi, extendió su mano acariciando un mechón de mi cabello castaño.
-no tengo miedo- volví a responder embelesada.
-muéstramelo.
De repente mi corazón volvió a dar un vuelco. Ya no solo temblaba, me balanceaba de un lado a otro “aun no logro entender… ¿qué me está pasando? El mundo que había creado para mí ya no era el mismo desde que le había conocido y solo podía ver ahí parada como se derrumbaba por completo.
Su otra mano se coloco en mi cadera atrayéndome a él, acercándose hasta estar a unos cuantos centímetros. Haciendo que cerrara los ojos- si no tienes miedo, entonces bésame- Susurrándome al oído.
Un rubor ardiente me subió al rostro, delatándome. Me sentía abrumada por su aroma. Mi mente era incapaz de procesar solo un pensamiento lógico. Al abrir nuevamente los ojos divise como Ryan mantenía su mirada fija en mí. Me atrajo estrechando una mano y posándola en su pecho. También estaba nervioso. Podía sentir su corazón, las palpitaciones desesperadas contra mi mano, que se hacían más frecuentes. Era completamente extraño, no podía detenerme en esa tipo de situación.
Cerré los ojos entregándome a la aproximación, con mi pulso acelerado. Aun así sin darle importancia.
Apenas quedaba espacio entre nosotros, solo un estrecho margen de aire, pero él lo suprimió. Se inclino sobre mí y nuestros labios se conectaron. Mis manos temblaban, algo era raro, ¿Qué me atraía de él? Se separo de mis labios, examinado mis reacción, sin detectar objeción. Prosiguió y yo lo bese. Sintiendo el éxtasis de su boca, de sus brazos sobre mi cuerpo, sintiéndome a punto de estallar…