Capitulo 10
Llevaba unos
refrescos, era primavera, y no había mejor lugar que pasar el día en la casa de
verano de Diana. Sus padres tenían tres por todo el país. Andrea, su madre, era
abogada y Joseph, el padrastro, era juez. Era una familia adinerada. Aunque el
padre de Diana hubiera dejado una deuda de la cual con sus más sinceros
esfuerzos Joseph luchaba para terminar de cancelarla. Los días en esa “casa”,
para mí una gran mansión, eran tranquilos, su terreno estaba llena de arboles
de todo tipo y plantas de la cuales no conocía sus nombres, no solo poseía un
gran espacio para tres piletas de natación, sino también tenía caballos lo
cuales se los usaba para la caza de animales por hobbies, o tan solo los usaban
para competir en carreras.
Extendí los
refrescos de limón a Ryan y otro a Owen. Diana se paseaba en biquini y a Owen,
eso lo volvía loco. Su relación era peor de la que tenía yo con Ryan, ellos
salían con quienes querían y cuando lo deseaban estaban juntos. Pero por mi
parte, nosotros estábamos en algo, pero solo no lo decíamos.
-toma- le
dije a diana cuando pasó a mi lado.
-gracias- me
guiño el ojo sonriendo.
Los chicos
estaban debajo del árbol descansando. Me acerque a ellos sentándome al lado de
Ryan, tomando mi refresco.
Como siempre
llevaba a todas partes mi violín. Lo mire determinando que me apetecía tocar.
-¿hace
cuanto tocas?- la voz de Owen me sorprendió y levante la mirada rápidamente.
- tres años.
-¿tocarías
para nosotros?- de repente me hablo Ryan pero antes de contestarle me callo
la el comentario de Diana. Haciendo que
me tragara las palabras, quedando en mi garganta. .
-a ella no
le gusta que la escuchen conocidos. Lo he intentado por dos años. Y ya me rendí.
No conteste,
solo agarre mi violín incorporándome y guiándome por la sombras hasta llegar a
la casa. Ryan me tomo del brazo, tenía cara de preocupación. Sus ojos negro
oscuro me destruían y la barrera creada para todos se derrumbaba, dejándome
débil.
-quiero
escucharte…algún día-sonó algo desesperado.
Boca
abierta. Lo mire. Y una sonrisa me broto y se convirtió en carcajadas seguidas
de lágrimas.
-nunca te vi
tan decidido- bromee.
-lo digo
enserio.
El aire comenzó a faltarme, solo podía percibir
su aroma, el olor a su piel, su esencia. En el pecho sentía una presión, que
agudizaba a cada segundo.
“¿Por qué
sus palabras suenan serias?” me daba miedo, “¿podía confiar en él?”, “¿no me
lastimaría?”.
-otro día
será- me voltee y le di la espalda. Estaba a punto de romper a llorar y no lo
hacía hace años. Trate de que mis palabras sonaran comunes. Pero supe que él
había notado mi mentira.
Ryan solo
sonrió y me abrazo sin decir más.
Era de
noche, ya todos dormían. Me salí de la cama. Tenía ganas de desahogarme con el
violín en la mano atravesé el corredor hasta llegar al comedor, pasando por la
puerta de entrada. Abriéndola y saliendo al patio.
El aire
libre me tranquilizaba y mi única luz era la de la luna, y estrellas. Estaba el
cielo despejado y una leve brisa rozaba los arboles.
Camine hasta
un roble, el cual tenía una hamaca. Seguido por el camino de ladrillos.
Cerré los
ojos concentrándome. Y deslice el arco por las cuerdas del violín, haciendo que
suene la melodía. Había practicado mucho para sacar “Secret in the Garden”. En
la mitad un ruido me hizo retroceder.
-¿Quién anda
ahí?
- Yo, soy yo
– Ryan salió de la oscuridad sonriendo- tocas bien, ¿puedo?- señalo la hamaca
para sentarse. Lo mire sorprendida y con el corazón a mil. Respirando
seguidamente para calmarme. Posicionándome levantando la mano derecha con el
arco, deslizándolo nuevamente sobre las cuerdas. Tocando desde el principio la
pieza. Tan solo un segundo llegue a elevar mi vista y observar aquellos ojos
que me hundían más en él.
La sonrisa
de Ryan se extendió y se volvió dulce. Me miraba fijo, pero era agradable, que
lo hiciera. La luz de la luna, era perfecto como escenario en conjunto con la
estrellas.
Cuando baje
mi violín al terminar. Él aplaudió y yo me acerque, besándolo. Algo incomoda me
aleje de él abruptamente, intentando despejar mi mente, guardando mi violín. No
podía verlo, estaba avergonzada y no me atrevía a verlo a la cara.
-buenas
noches- camine presionando el estuche contra mi pecho para dirigirme a la
puerta.
Ryan desesperado me tomo del hombro impidiendo que
me vaya.
-espera- me
dijo haciendo que me girara- mírame…por favor- cuando pude voltear y verlo me
sostuvo de mi barbilla besándome más profundamente.
-te quiero-
pronuncio apoyando su frente con la mía- te quiero- repitió. Mi corazón latía,
no sabía si había escuchado bien, pero al repetirlo mis lágrimas brotaron de
mis ojos. Nunca me había sentido de esa manera.
Me dedique a
sonreír y, a dejar que me besara y besarlo.
Cuando nos
despertamos Diana nos observaba burlona con Owen a su lado.
- ¿lo
pasaron bien?- me señalo.
Estaba
rodeada con los brazos de Ryan , con mi ropa de dormir que constaba con unos
shorts y una remera larga. Él con una musculosa y pantalones oscuros.
El violín a
mi lado. Debajo de un árbol, intente salirme de su abrazo, sin despertarlo.
Pero no lo logre, ni bien me moví él me abrazo más fuerte. Unos segundo después
abrió sus ojos, soltándome y revolviéndose el pelo, bostezando.
Mi espalda
me dolía y una tensión se genero al levantarme.
-vamos a
desayunar queridos- dijo tocándose la muñeca con un dedo, haciendo mostraba lo
tarde que era, con un reloj imaginario.